Hay constancia de que en 1833 había en el Grao de Valencia una linterna con luz fija de color natural colocada en la extremidad del muelle que se encendía todas las noches y daba un alcance de 12 millas. Al ampliarse el puerto, esta luz se sustituyó en 1866 por una luz roja fija de 9 millas de alcance, generada por una lámpara de aceite y un aparato óptico de 6º orden. Como la de Almería, era móvil. Con el propósito de no estorbar las obras de ampliación, se diseñó un vagón que tenía una columna de fundición con un farol en el extremo. Al anochecer, el vigilante lo llevaba al final del muelle para volver a retirarlo al amanecer. En 1893, se aprobaría el proyecto definitivo de un faro desmontable para facilitar su traslado en la hipótesis de otras ampliaciones. Se encendió en 1909 y estaba dotado de una óptica de 4º orden, tenía una característica de grupo de cuatro destellos seguidos de un destello aislado, produciéndose la apariencia completa en 20" con un alcance de 25 millas. Poco después se cambió la lámpara por un sistema de incandescencia con vapor de petróleo, llegando el alcance a 31,52 millas. Se electrificó en 1922. En 1929, al finalizar las obras, el faro quedó muy atrás de su extremo, por lo que se proyectó un traslado definitivo del faro a la parte más saliente del dique norte. Se revistió de mampostería, para conseguir mayor resistencia y mejor aspecto. El viejo faro con el nuevo aspecto comenzó otra vez a funcionar en 1930. Durante la guerra se interrumpió el servicio, instalándose en él una sección de artillería y un puesto de observación antiaérea. Acabado el conflicto recuperó su función y se encendió, alumbrando inicialmente con una lámpara de aceite.