Faros de España

Faros de España

22120 - Isla de Alborán

Building data

Year
1876
Constructor
Architect

Poster

Al sur de Adra y al norte del cabo de Tres Forcas, se encuentra la isla de Alborán. Con una altura máxima sobre el nivel del mar de 14 m, se la distingue por el faro que allí existe. Por su emplazamiento, en medio del mar abierto, y la falta de relieve, es muy azotada por todos los vientos. Su único atractivo es el litoral, con agua clara como el cristal y la abundancia de pesca y de marisco. En 1859 se decidió construir un faro de 1° o 2° orden de eclipses o destellos. En 1876 se encendió un faro de 3º orden con apariencia de luz fija blanca, iluminándose por medio de una lámpara que consumió aceite de oliva, parafina y petróleo. Por su enorme aislamiento y la posibilidad de algún asalto, se le dotó extraordinariamente con una plantilla de cuatro torreros que tenían 1 peseta diaria más de haber, en concepto de indemnización. En 1915 se terminó la instalación de un sistema de petróleo por incandescencia, modificándose la antigua característica por la de luz con ocultaciones en grupos de 2 y 1. Para ello se aprovechó el aparato de 3º orden, acoplándole un juego de pantallas giratorias. Quedó con un alcance de 23 millas en tiempo ordinario. En 1927 se planificó automatizarlo con un sistema de acetileno con apariencia de grupos de 2 y 4 destellos y un alcance de 30 millas y la instalación también de dos luces más en la punta de Poniente y en la punta del Islote. El proyecto se dejaría en suspenso en 1930, porque se consideraba muy arriesgado dejar el faro sin personal, pero de nuevo se plantearía en 1936, año en que definitivamente se automatizó para dar una característica de grupo de 4 destellos blancos cada 10" y 10 millas de alcance. Debido a la Guerra Civil no fue posible reabastecerlo de gas, apagándose a finales de 1937. Finalizado el conflicto, se encendió de nuevo el 2 de marzo de 1939, restableciéndose el personal en 1941. En 1984 se electrificó, aprovechando las antiguas linterna y óptica, y se instaló una lámpara con destellador-cambiador y paneles solares, manteniéndose la misma apariencia anterior. Las condiciones de vida eran de lo peor que había en la península debido al aislamiento y a la escasez, y tembién a la dificultad para realizar el aprovisionamiento. La asistencia médica o de cualquier otro tipo era una pura utopía y, como Columbretes, guarda los restos de varias tumbas de torreros y familias allí fallecidos. En un principio, vivían también algunos pescadores de forma infrahumana que amenazaban a los torreros y sus familias exigiéndoles agua y alimentos. Al estallar la Segunda Guerra Mundial, el gobierno español destacó en la isla un destacamento de la Marina para defenderla, que relegó a los técnicos allí destinados a las peores habitaciones. Al fin, después de constantes incidencias con los ocupantes, se eliminó la obligación de residencia en la isla