Tras diversos proyectos para construir un faro en Punta Entinas, finalmente se decidió construirlo en la Punta del Sabinal. Dotado de un aparato giratorio de 3º orden, y una lámpara de aceite de oliva, su luz fija variada por destellos blancos cada 2' tenía un alcance de 18 millas, y se encendió por primera vez en 1863. Posteriormente, se añadiría un quemador a la lámpara para adaptarla a la parafina y al petróleo. A causa de la progresiva regresión de la costa y los fuertes temporales, en 1915 entró en servicio un faro provisional de 4º orden, mientras se trasladaba piedra a piedra el faro original 400 m tierra adentro. El nuevo faro se inauguró en 1926, con óptica de 3º orden, y una instalación de petróleo por incandescencia. La apariencia era de grupo de 1 y dos destellos blancos cada 10" y un alcance en tiempo medio de 26 millas. Durante 1937, el faro fue ametrallado causando daños diversos en óptica, quemador y torreón. En 1956 un terremoto derramó el mercurio del flotador, paralizando la rotación, y causando daños graves a la estructura de la torre, obligando a una reparación general del edificio. Electrificado en 1982, se recreció la torre y se modificaron linterna, óptica y lámpara. Durante los años de la primera guerra mundial, este lugar fue escenario de varios naufragios. Se situó una boya luminosa a 12 km al oeste del faro, junto a los restos del trasatlántico italiano Luisiana, que duró hasta el primer gran temporal de poniente: 14 días. Comunicado por una estrecha carretera asfaltada de 15 km de longitud con el pueblo de Roquetas, para llegar a él hay que atravesar las marismas de la antigua Unión Salinera de España.