El faro de Vilanova i la Geltrú se emplazó en la punta de San Cristóbal al lado de una antigua torre de vigía, en la parte este del fondeadero, ante las insistentes peticiones de los patronos y marinos de la localidad. Considerado como una luz local, se inauguró en 1866 y estaba provisto de un aparato óptico de 5º orden, dando la apariencia de luz roja fija y un alcance de 9 millas. La lámpara inicial de aceite de oliva fue sustituida pocos años después por una de parafina. Al poco tiempo de entrar en servicio reveló su insuficiencia. Se decidió convertirlo a 3º orden, para lo que fue necesario proyectar una nueva torre, pues se consideró complicado recrecer la original. El nuevo faro se encendió en 1905, con óptica giratoria y sistema de incandescencia por vapor de petróleo a presión. Presentaba la apariencia de tres destellos blancos repetidos en periodos de 8". En 1918 se electrificó, consiguiendo un alcance de 30 millas. En la guerra estuvo apagado durante casi todo el conflicto. En 1959 entraron en servicio una nueva óptica y su sistema de rotación. Recientemente se automatizó el funcionamiento, y se colocó una baliza de emergencia. Situado cerca del puerto, en plena zona residencial de la población, es un bonito chalet de cuidado aspecto.