Ya en el año 1776 los comerciantes solicitaron que se colocase una luz en la entrada al puerto de Santander, pero el proyecto no se llevó a cabo hasta 1839, cuando se iluminó el faro de Cabo Mayor. La óptica estaba formada por ocho lentes, componiéndose de 100 espejos superiores y 60 inferiores. La lámpara era un mechero de aceite con tres mechas concéntricas. La óptica catadióptrica actual aloja un sistema de iluminación por lámparas de incandescencia, lanzando una característica de grupos de 2 destellos de luz blanca, con un alcance de 25 millas. La altura del plano focal es de 91 m. Actualmente el faro es el símbolo de la ciudad y una atracción turística de primer orden, estando su extenso recinto abierto al público durante el día.