Con una trágica historia de naufragios de los que una monografía sobre el tema recoge más de 700, ocurridos en las proximidades del Cabo de Caballeria entre los siglos XIV al XIX, la iluminación de las costas de la isla fue un asunto prioritario. Rodeado de acantilados cortados a pico, y a una altura de 80 m, el faro de Caballería entró en servicio en 1857, con linterna y aparato de 2º orden y luz fija blanca. En 1911 se instaló un sistema de incandescencia por petróleo a presión. El mal resultado de esta lámpara dio pronto paso a otra similar de mayor potencia. A partir de 1922 lució provisionalmente un aparato universal de dos destellos, mientras duraban los trabajos de modernización del faro. Estos consistieron en el reemplazo de la linterna por otra cilíndrica, la instalación de un nuevo aparato óptico que da la apariencia de grupos de dos destellos blancos cada 10". Actualmente está electrificado y automatizado. Se accede al faro desde es Mercadal, por la carretera de Fornells, y un ramal que atraviesa varias fincas particulares. Emplazado a 80 m de altitud, en un terreno rocoso de escasa vegetación, el faro es continuamente azotado y castigado por todos los vientos, especialmente el de Tramontana.