Entre las señales marítimas más famosas de la antigüedad figuran las Columnas de Hércules. Fábula o realidad, sus emplazamientos más nombrados eran las rocas de Abyla (Monte Hacho, en Ceuta) y Calpe (Peñón de Gibraltar), en rutas muy frecuentadas por los fenicios. El faro empezó a construirse en 1851 en el cerro de los Mosqueros (Punta Almina) con un aparato catadióptrico y una lámpara mecánica de relojería alimentada por aceite de oliva. Parte de los gastos de la construcción fueron financiados por el duque de Montpesier. Posteriormente se adaptó un mechero a la lámpara para utilizar parafina y petróleo y en 1912 se cambió la instalación por una de vapor de petróleo. En 1919 se sustituyó la linterna, y la óptica, por otra con giro rápido. La característica quedaría modificada a la de destellos rápidos en grupos de dos destellos blancos. Posteriormente se electrificó con una lámpara de incandescencia y un motor eléctrico para la rotación, siendo esta la instalación actual.