Faros de España

Faros de España

03530 - Torre de Hércules

Datos de construcción

Año de construcción
siglo II D.C.
Constructor
Arquitecto

Lámina

Este faro se encuentra sobre una loma en la costa de Galicia inmediata a la ciudad de La Coruña y la leyenda atribuye el origen de la primitiva construcción a la lucha sostenida victoriosamente por Hércules contra el gigante Gerión. Derrotado éste, Hércules hizo que los huesos de su cabeza fuesen enterrados en los cimientos de la torre que allí mandó construir. La tradición considera que el faro de la Torre de Hércules tiene una antigüedad de tres mil años, a lo largo de los cuales se arruinó y fue reconstruido en varias ocasiones. Galeses, irlandeses y escoceses conservan leyendas relacionadas con el faro. Generalmente se admite que el faro fue construido en el siglo II D.C. siendo emperador Trajano. La primera constancia escrita del faro es del siglo III de nuestra era. En el siglo IX se menciona que los normandos, tras invadir Gijón, se trasladaron a un lugar llamado Farum Brigantium o Faro de Galicia. En el mapa de Burgo de Osma (1086) aparecen representados los faros de Alejandría y de la Torre de Hércules. A lo largo de los siglos XV y XVI, las luchas entre las familias feudales y, sobre todo, el sitio de la ciudad de La Coruña por el pirata Drake dejaron el faro reducido a cuatro paredes. Amenazado de ruina total por los daños sufridos y por la utilización de sus materiales para otras construcciones, el Concejo de la ciudad, en 1553, resolvió prohibir esta última actividad. En 1684 se plantea una reconstrucción y reutilización que finalmente no se lleva a buen puerto. En 1785, el rey Carlos III creó el Consulado Marítimo de Galicia, el cual, en sus primeras actuaciones se dirigió a la Junta de Marina del Departamento de Ferrol para que destinase a un ingeniero a las labores de reconstrucción de la torre. De acuerdo con los planos y la dirección de Eustaquio Giannini, Teniente de Marina, se recreció el edificio con otro cuerpo de sección octogonal, se revistieron los muros exteriores con piezas de granito de 60 centímetros de espesor, se dotó a la torre con una escalera y, en la parte superior, se colocó una linterna, habiéndose terminado las obras en 1790. El magnífico resultado fue el que podemos contemplar hoy en día. Tan sólo se han registrado los lógicos cambios en los sistemas de iluminación, desde la idea original de Giannini, una luz giratoria a base de una hoguera de pábulo de carbón piedra, que, al finalizar las obras, se cambió por siete reverberos de aceite cuyos eclipses se producían mediante el giro de unas planchas de hierro movidas por un mecanismo de relojería. En 1847, el aparato óptico estaba constituido por una luz giratoria consistente en 11 reflectores grandes, 11 pequeños y 12 lentes convexas con lámparas de aceite de oliva. En 1883, la lámpara era de parafina, y en 1904 se instaló una luz de incandescencia por vapor de petróleo. Finalmente, en 1921, se terminó la ejecución del proyecto de electrificación, en el que estaba previsto sustituir el aparato existente por otro de ocultaciones. En tiempos más recientes se procedió a la instalación de un radiofaro y una sirena, llevándose también a cabo pequeñas reformas para mejorar su estética. La luz que emite actualmente el faro es de color blanco de grupos de cuatro destellos en un periodo de 20 segundos, con un alcance nominal de 23 millas.